Requisitos técnicos

Para afrontar la adaptación de forma científicamente robusta, las personas técnicas de los diferentes sectores deben tener, en primer lugar, información de a qué hay que adaptarse, es decir, información de cómo será el clima futuro en su zona de intervención. Con esa información, deberán evaluar el impacto que ese clima futuro tendrá sobre su sector o actividad, es decir, evaluar su vulnerabilidad ante el cambio climático. Y, finalmente, deberán proponer medidas de adaptación, que minimicen los impactos negativos y aprovechen los positivos que se puedan producir, aumentando así la resiliencia.

La información del clima futuro que se utilice debe cumplir una serie de características específicas. En primer lugar, debe ser información local, del punto o en el que vayan a realizar su intervención, ya que el cambio climático tiene causas globales -las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el planeta-, pero consecuencias locales, de manera que cierto punto del territorio podrá sufrir cambios sobre su clima actual muy diferentes a los de otro punto muy próximo, en especial en terrenos de topografía compleja.

En segundo lugar, debe ser información científicamente robusta, que cumpla con todos los requisitos técnicos exigibles para poder utilizarla en adaptación, conforme al estado del arte en materia de simulación climática. Para ello, debe ser información generada a partir de los modelos climáticos más actualizados, en este caso los usados para el Sexto Informe de Evaluación del IPCC, y con metodologías de regionalización o downscaling sofisticadas. Esas proyecciones climáticas deben generarse a partir de información diaria, ya que muchas características esenciales del clima requieren esa resolución, como la duración en días de una ola de calor o el número de días seguidos sin lluvia. Además, esas proyecciones deben haber superado exhaustivos procesos de validación, ya que antes de utilizar simulaciones de futuro es imprescindible comprobar que las herramientas utilizadas para generarlas son capaces de reproducir adecuadamente el clima del pasado en la zona de interés. Y, por último, resulta necesario que la información disponible permita considerar y cuantificar adecuadamente las incertidumbres asociadas a toda simulación climática.

Y, en tercer lugar, la información de futuro debe estar adaptada a cada sector, mediante el uso de las denominadas variables derivadas. En general, las personas técnicas de un sector no tienen fácil tomar decisiones a partir de las proyecciones de las variables climáticas primarias, como la lluvia o la temperatura, sino que requieren que esa información sea, digamos, traducida a su lenguaje, a través de variables derivadas específicas que le faciliten la toma de decisiones. Por ejemplo, un estudio de arquitectura que sepa que en el punto en el que tiene que diseñar una reforma se espera que la temperatura en el futuro suba 1ºC, requeriría hacer un análisis complejo para ver cómo ese cambio afecta a las necesidades de aislamiento y aire acondicionado del inmueble a reformar, de forma que esté adaptado al clima futuro. Pero si se le pone accesible información de variables derivadas como los grados día de refrigeración que serán necesarios en el futuro, podrá alimentar sus modelos con esos datos y obtener directamente dichas necesidades de aislamiento y refrigeración.

Otro ejemplo: la persona que lleve la gestión forestal, sabiendo que en la zona en la que tiene que diseñar una reforestación se espera que la temperatura a mitad de siglo suba 1ºC y que la lluvia disminuya en un 5%, tendría que hacer un estudio fitoclimático complejo para analizar cómo esos cambios afectan a las diferentes especies y así poder seleccionar cuáles utilizar para reforestar, de forma que estén adaptadas al clima futuro y puedan vivir adecuadamente en él. Pero si se le aporta información de variables fitoclimáticas, que ponen de manifiesto el efecto del clima sobre la vegetación, por ejemplo, la lluvia o la temperatura en el periodo vegetativo o en los meses de mayor estrés hídrico, entonces ya podrá aplicar sus conocimientos técnicos para tomar esa decisión de forma más directa.

Obviamente la selección y cálculo de las diferentes variables derivadas específicas de cada sector requiere un proceso de co-creación y trabajo en común con las personas expertas de dicho sector, para seleccionar las que más facilitan la toma de decisiones en el mismo.

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